sábado, 15 de marzo de 2014

Lectura 12: Resumen: La Construcción Social de la Realidad (Berger y Luckman)

La construcción social de la realidad de Berger y Luckman 1. El mundo real de la vida cotidiana 1.1. El mundo de la vida cotidiana, construido por el “sentido común”, deviene ‘la realidad’ (y el ‘sentido común’, como la "realidad por excelencia") Así la vida cotidiana y el ‘sentido común se (nos) imponen sobre nuestra conciencia, al presentarse ante nosotros como una realidad ordenada, objetivada y ontogenizada. 1.2. La realidad de la vida cotidiana es una construcción intersubjetiva, un mundo compartido. Ello presupone procesos de interacción y comunicación mediante los cuales comparto con los otros y experimento a los otros. Porque se expresa y se experiencia como una realidad común a todos (quienes la compartimos) se nos aparece como ‘natural’. (Berger y Luckman 1991:39). 1.3. ¿Y cómo aprehendemos al otro, a los sucesos, acontecimientos y objetos? Por medio de Esquemas Tipificadores. Estos esquemas se vuelven progresivamente anónimos, según se alejan del aquí y del ahora, de la situación cara a cara. Así, el conocimiento de (la) esa realidad se construye y reconstruye no sólo con y mediante aquéllos con quienes mantengo interacción directa, sino con los contemporáneos, y no sólo con ellos, sino con los antecesores y sucesores "...los que me han precedido y me sucederán en la historia total de la sociedad". Decimos que el conocimiento (ese ‘sentido’ que vamos elaborando, compartiendo, aprendiendo y aprehendiendo) circula como evidencia anónima, independiente de las personas y las situaciones que lo crearon. Deviene realidad dada que (nos) hace posible vivir [ser y estar] de una determinada manera en nuestro diario vivir. Al así hacerlo, vivir ‘así’, además, reproducimos, legitimamos esa manera de vivir a diario [la vida cotidiana]. 1.4. ¿Cómo la reproducimos? Los seres humanos (nos) expresamos [nos volcarnos hacia afuera] por medio de signos, símbolos o significaciones agrupados en sistemas. Al hacerlo esto [porque esos símbolos, signos, etc. son accesibles ‘objetivamente’] estamos concretando, ‘cristalizando’ u objetivando esa forma de vivir cotidianamente. 1.5. El sistema de signos por excelencia en la sociedad humana lo constituye el lenguaje. Es gracias al lenguaje que se posibilita la acumulación o acopio social del conocimiento "...que se transmite de generación en generación y está al alcance del individuo en la vida cotidiana". Este acopio social abarca el conocimiento de mi situación en el mundo con sus límites y posibilidades y en el ocupa un lugar especial el llamado "conocimiento receta", en tanto es el tipo de conocimiento"... que se limita a la competencia pragmática...es un conocimiento que se refiere a lo que tengo que saber para mis propósitos pragmáticos del presente y posiblemente del futuro. (Berger, Luckman, 1991:40). 1.6. El ser humano, a diferencia de otras especies, establece una relación de apertura con su ambiente natural y humano, lo que hace que después de nacer, continuamos desarrollándonos [incluso biológicamente] en interrelaciones no sólo con un ambiente natural, sino también con un orden cultural y social específico. Pero ese orden social es una construcción constante del ser humano. No es algo natural, ni deriva de datos biológicos, no forma parte de la naturaleza de las cosas; existe solamente como producto de la actividad humana y el ser humano se considera siempre en una esfera de externalidad activa. 2. La institucionalización 2.1. La institucionalización está precedida por la habituación. Esto es, en tanto un acto cualquiera se repita con frecuencia, "... crea una pauta que luego puede reproducirse con economía de esfuerzos y que ipso - facto es aprehendida como pauta para el que la ejecuta". [somos animales de hábito] (Berger y Lucjman, 1991: 64). ¿Qué hace la habituación? Posibilita que un acto se instaure como rutina. Cuando un comportamiento se vuelve rutinario [automático] nos restringe opciones (seleccionar). Con ‘la rutina’ se torna innecesario definir cada situación de nuevo. Así "... la institucionalización aparece cada vez que se da una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores" (Berger y Luckman, 1991: 76). 2.2. Las instituciones son, por lo tanto, objetivaciones que cumplen el papel de regular y orientar los comportamientos humanos "... estableciendo de antemano pautas que lo canalizan en una dirección determinada". Así, las instituciones se convierten en ordenadoras del mundo social, tienen fuerza normativa en tanto "... se experimentan como existentes por encima y más allá de los individuos a quienes "acaece" encarnarlas en ese momento... se experimentan ahora como si poseyeran una realidad propia, que se presenta al individuo como un hecho externo y coercitivo" (Berger y Luckman, 1991: 80). 2.3. Las formaciones sociales requieren de procesos de objetivación a fin de ser transmitidas a una nueva generación y éste es el lugar que ocupan las instituciones en tanto se experimentan como realidad objetiva. Tres momentos constituyen el proceso dialéctico entre el hombre productor y el mundo social su producto: 2.3.1. La externalización: Proceso por la cual las instituciones aparecen fuera del individuo, persistentes en su realidad, como que "están ahí", existen como realidad externa "... La persona no puede comprenderlas [como construidas] por introspección: debe "salir" a conocerlas, así como debe aprender a conocer la naturaleza... el mundo se experimenta como algo distinto a un producto humano". (Berger y Luckman, 1991: 83). 2.3.2. La objetivación: Proceso por el cual los productos externalizados de la actividad humana alcanzan el carácter de objetividad [se convierten en objetos, como si fueran productos o cosas separadas de mi, separadas del sujeto humano, y no como algo que los humanos produjeron]. Los significados se materializan y, al hacerlo, la persona puede asumirlos, aprenderlos [‘conocerlos’] como conocimiento de su entorno, a las experiencias de su práctica cotidiana. 2.3.3. La internalización: Es el proceso "... por el cual el mundo social objetivado vuelve a proyectarse en la conciencia durante la socialización". Se define como "... Aprehensión o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado, o sea, en cuanto es una manifestación de los procesos subjetivos de otros que en consecuencia se vuelven subjetivamente significativos para mí" (Berger y Luckman: 165). Es decir, todo ese saber que, recordarán, comenzó a producirse a partir del ordenamiento del ‘sentido común’ y las prácticas rutinarias, ahora – por la socialización – lo percibimos, lo interpretamos – inmediatamente – “como se supone que lo hagamos”. El proceso dialéctico de construcción social de la realidad es resumido por Berger y Luckman así "La sociedad es producto humano, la sociedad es una realidad objetiva, el hombre es un producto social". (Berger y Luckman, 1991: 165). La integración del orden institucional "... puede entenderse sólo en términos del "conocimiento" que sus miembros tienen de él". Dicho conocimiento es sólo es una pequeña parte conocimiento teórico, también existe u conocimiento primario situado en el plano preteórico definido como "... la suma total de lo que "todos saben" sobre un mundo social, un conjunto de máximas, moralejas, granitos de sabiduría, proverbial, valores, creencias, mitos, etc.". El llamado conocimiento preteórico aporta las reglas de comportamiento institucionalmente apropiadas. (Berger y Luckman, 1991: 168). Se señalan dos tipos de mantenimiento de la realidad, mantenimiento de rutina y mantenimiento de crisis, el primero está destinado a mantener la realidad interiorizada en la vida cotidiana y el segundo en las situaciones de crisis. El vehículo más importante del mantenimiento de la realidad es el diálogo. En resumen, el estudio de estos autores nos permite ver como las representaciones sociales se construyen, se reconstruyen y se transmiten de generación en generación. Representaciones que, por una parte, permiten la comunicación al interior de los grupos y por otra, determinan su identidad. 3. Socialización primaria y Socialización secundaria: Internalización de la realidad. 3.1. Socialización primaria. 3.1.1. Berger y Luckman entienden a la sociedad en términos de un continúo proceso dialéctico compuesto de tres momentos: externalización, objetivación e internalización. Los tres caracterizan simultáneamente a la sociedad y a cada sector de ella. Estar en sociedad es participar de su dialéctica; sin embargo el individuo no nace miembro de una sociedad nace con predisposición hacia la sociedad y luego llega a ser miembro de la misma. Por lo tanto el individuo es inducido a participar en esta dialéctica. El punto de partida de este proceso lo constituye la internalización que constituye la base, primero para la comprensión de los propios semejantes y segundo, para la aprehensión del mundo en cuanto a realidad significativa y social. Esta aprehensión no resulta de las creaciones autónomas de significado por individuos aislados, sino que comienza cuando el individuo asume el mundo en el que ya viven otros. No sólo vivimos en el mismo mundo, sino que participamos cada uno en el ser del otro. Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de internalización puede considerárselo miembro de la sociedad. El proceso – ontogenético – por el cual ésta se realiza se denomina socialización, puede definirse como la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o un sector de él. 3.1.2. La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez, por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. Suele ser la más importante para el individuo, porque es más que un aprendizaje puramente cognoscitivo dado que, se efectúa en circunstancias de enorme carga emocional. El niño se identifica con los otros significantes en una variedad de formas emocionales, pero sean estas cuales fueran, la internalización se produce sólo cuando se produce la identificación. Cuando el niño o la niña acepta los roles y actitudes de los otros significantes o sea que los internaliza y se apropia de ellos, se identifica con esos otros. Por esta identificación con los otros significantes el niño se vuelve se vuelve capaz de identificarse él mismo, de adquirir una identidad subjetivamente coherente y plausible. El individuo llegar a ser lo que los otros significantes lo consideran. 3.1.3. Berger y Luckman afirman que la identidad se define objetivamente como ubicación en un mundo determinado y puede asumírsela objetivamente sólo junto con ese mundo. Recibir una identidad comporta adjudicarnos un lugar específico en el mundo. Así como el niño asume subjetivamente esta identidad, también asume el mundo al que apunta esta identidad. 3.1.4. La socialización primaria crea en la consciencia del niño una abstracción progresiva que va de los roles y actitudes de otros específicos a los roles y actitudes en general. Esta abstracción se denomina el otro generalizado. Su formación dentro de la conciencia significa que ahora el individuo se identifica no sólo con otros concretos sino con una generalidad de otros, con una sociedad, siendo esto, una fase decisiva de la socialización, entendiendo además que el lenguaje es el vehículo principal de este proceso, por ello lo que se internaliza es el lenguaje, y por su medio diversos esquemas motivacionales e interpretativos, que se internalizan, como definidos institucionalmente. La relación entre el individuo y el mundo social es como un acto de equilibrio continuo. 3.1.5. Entonces, en la socialización primaria no existe ningún problema de identificación, ninguna elección de otros significantes; son los adultos los que disponen las reglas del juego. Porque el niño no interviene en la elección de sus otros significantes, se identifica con ellos casi automáticamente. Por esta razón el mundo internalizado en esta socialización se implanta en la conciencia con mucha más firmeza que en los mundos internalizados en socializaciones secundarias. En la socialización primaria se construye el primer mundo del individuo. La socialización primaria finaliza cuando el concepto del otro generalizado se ha establecido en la conciencia del individuo. A esta altura ya es miembro efectivo de la sociedad y está en posesión subjetiva de un yo y un mundo. 3.2. Socialización secundaria. 3.2.1. La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. Ya que en la socialización primaria se construye el primer mundo del individuo, la estructura básica de toda socialización secundaria debe asemejarse a la primaria. 3.2.2. La socialización secundaria afirman, es la internalización de submundos institucionales o basados sobre instituciones. Su alcance y su carácter se determinan por la complejidad de la división del trabajo y la distribución social concomitante del conocimiento. Requiere la adquisición de vocabularios específicos de roles, lo que significa, la internalización de campos semánticos que estructuran interpretaciones y comportamientos de rutina dentro de un área institucional. Los submundos internalizados en la socialización secundaria son generalmente realidades parciales que contrastan con el mundo de base adquirido en la socialización primaria. El conocimiento en esta socialización debe ser reforzado por técnicas pedagógicas específicas, debe hacérselo sentir al individuo como algo familiar. Además los submundos también requieren, por lo menos, los rudimentos de un aparato legitimador acompañados con frecuencia con símbolos rituales o materiales. 3.2.3. Mientras que la socialización primaria no puede efectuarse sin una identificación con carga emocional del niño con sus otros significantes, la mayor parte de la socialización secundaria puede prescindir de esta clase de identificación y proceder electivamente con la sola dosis de identificación mutua que interviene en cualquier comunicación entre los seres humanos. De hecho, los roles de la socialización secundaria comportan un alto grado de anonimato, vale decir se separan fácilmente de los individuos que los desempeñan; son intercambiables. A modo de conclusión la socialización primaria internaliza una realidad aprehendida como inevitable. Esta internalización puede considerarse lograda si el sentido de inevitabilidad se halla presente casi todo el tiempo, al menos mientras el individuo está en actividad en el mundo de la vida cotidiana. Mientras, en la socialización secundaria, siendo su carácter más artificial, la realidad subjetiva es más vulnerable por hallarse menos arraigada en la conciencia. Una socialización exitosa es aquella en la que se logra y se mantiene una simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva. Inversamente la socialización deficiente debe entenderse en relación de la asimetría existente entre la realidad objetiva y subjetiva. Cuando se produce una transformación casi total (individuo permuta mundos [alternación]) se requieren procesos de resocialización. Recapitulando….. 1. A través de la socialización primaria el individuo se convierte en miembro de la sociedad cuando, 2. como niño/a se identifica con los otros significantes en una variedad de formas emocionales, 3. acepta roles y actitudes de los otros significantes, o sea que los internaliza y se apropia de ellos, incluyendo los roles y actitudes de otros específicos a los roles y actitudes en general, (otro generalizado), 4. se vuelve capaz de identificarse a sí mismo, de adquirir una identidad subjetivamente coherente y plausible, 5. y llega a ser lo que los otros significantes lo consideran, 6. todo ello, a través del vehículo principal de socialización – el lenguaje – que, por tanto, debe internalizarse.

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